viernes, 20 de enero de 2012

¿Preexistencia del mesías? errores de Yosef Alvarez Aharoni (José Álvarez)


¿Preexistencia del mesías?

ERRORES DE YOSEF AHARONI (JOSÉ ÁLVAREZ) EN LA IDEA UN MESÍAS PRE-EXISTENTE EN EL JUDAÍSMO TRADICIONAL







Álvarez usa varios argumentos para suponer que el Judaísmo Tradicional sustenta la creencia de un Mesías pre-existente, pero comete varios errores que evidencian un deficiente conocimiento del Judaísmo y su historia, así como una interpretación errónea de la información.


I

Primero cita un texto proveniente de lo que llama “sección Mesiológica de Enok”, que dice: “al principio de la creación del mundo nació el Rey Mesías...”. Y concluye el párrafo diciendo que D-os llama al Mesías “Efraím, mi Mesías Justo”.

Hay un serio error en esta idea: suponer que la “sección Mesiológica de Enok” es parte del Judaísmo Tradicional. En realidad, pertenece a la tendencia apocalíptica, que durante los siglos II AEC a I EC sólo fue sostenida por el reducido grupo de Esenios Qumranitas. El “Judaísmo Tradicional” es, por definición propia, ANTI-APOCALÍPTICO. Por lo tanto, este párrafo pertenece a otro debate, que podríamos definir como los conceptos mesiánicos extremos en las tendencias radicales del Judaísmo antiguo. Evidentemente, Álvarez y sus seguidores ni siquiera están enterados.

Al respecto, lo único que es necesario aclarar es que la tradición apocalíptica integró a un grupo minoritario del Judaísmo, y una de sus posturas más llamativas es que fueron los ÚNICOS en darle un énfasis excesivo al tema mesiánico. Este tipo de especulaciones son bastante frecuentes en todo el ciclo de Enok, así como en el ciclo completo de Daniel (que comprendía, por lo menos, cuatro libros diferentes y no nada más el que está en el Tanaj), y otros textos clásicos de la apocalíptica como Jubileos. De hecho, fueron los judíos que se pasaron casi tres siglos anunciando que el Mesías estaba por llegar (Jesús es un caso típico), y FALLARON en todos sus cálculos.

Las otras tendencias del Judaísmo -Fariseos, Saduceos y Helenistas- JAMÁS le dieron este énfasis al tema del Mesías. De hecho, es INOBJETABLE que en la Biblia entera EL TEMA DEL MESÍAS NO ES, NI POR ASOMO, EL PRINCIPAL.

Y esto es lo que Álvarez y sus seguidores NUNCA toman en cuenta (supongo que porque NUNCA han estudiado la materia): los autores de textos como el de Enok (y demás libros apocalípticos) tenían UNA BIBLIA DIFERENTE. Está SOBRADAMENTE COMPROBADO por los estudios hechos a los Rollos del Mar Muerto.

La prueba es simple: este Mesías de la tradición vinculada al libro de Enok, es llamado “Efraim”. Y es un hecho que EN LA BIBLIA HEBREA NO SE MENCIONA NINGÚN MESÍAS DE LA TRIBU DE EFRAIM. Se trata de una tradición paralela, que luego tuvo cierto eco en el Judaísmo Rabínico, pero que no es universalmente aceptada.

Entonces, es claro que estamos hablando de conceptos sobre el Mesías que NO TIENEN SU ORIGEN EN LA BIBLIA HEBREA, sino en las VERSIONES ALTERNATIVAS que manejaron los partidarios de la apocalíptica (hasta donde sabemos, sólo los Esenios Qumranitas).

Si Álvarez y su gente quiere sostener este punto de vista, entonces tiene que ponerse a buscar la Biblia “correcta”, porque EN LA BIBLIA JUDÍA JAMÁS SE HABLA DE UN MESÍAS PRE-EXISTENTE, Y EL MESÍAS NI SIQUIERA ES EL TEMA CENTRAL.

Tienen que estudiar más.


II

Sigue una confusión evidente: Álvarez cita pasajes de la tradición judía donde se refiere que “el nombre del Mesías” fue creado antes que el mundo. La base es una cita talmúdica (Pesajim54a), que dice: “Siete cosas fueron creadas antes de que el mundo fuera creado, y son estas: La Torá, el arrepentimiento, el Jardín del Edén, la Gehenna, el Trono de Gloria, el Templo, y el nombre del Mesías...”.

Es un severo error de apreciación. En primer lugar, NO DICE EL MESÍAS, sino EL NOMBRE DEL MESÍAS. No es lo mismo. Y demostrarlo es fácil: si este pasaje significa que el Judaísmo cree en la PRE-EXISTENCIA DEL MESÍAS, entonces también cree en la PRE-EXISTENCIA DEL JARDÍN DEL EDÉN Y DEL TEMPLO (entre otras cosas).

Ahora bien: la Biblia es MUY CLARA al referir los momentos en los que el Jardín del Edén y el Templo FUERON CREADOS, CONSTRUIDOS O COMO GUSTEN DECIRLO. Luego entonces, es evidente que el Talmud no se está refiriendo a UNA EXISTENCIA OBJETIVA Y REAL PREVIA A LA CREACIÓN, sino A PROPÓSITOS BIEN CLAROS EN LA MENTE DEL ETERNO. Así es como el Judaísmo lo ha entendido SIEMPRE.

Dicho en otras palabras: el hecho de que el Talmud diga que el Templo fue creado antes que el mundo, NO SIGNIFICA QUE, EN ALGÚN LUGAR OCULTO DEL UNIVERSO, HAYA EXISTIDO UN EDIFICIO ESCONDIDO, esperando el momento de aparecer en el planeta Tierra hacia el siglo IX AEC. ES MÁS QUE OBVIO!

Semejante idea CONTRADICE el concepto más básico del Génesis: “En el principio creó D-os LOS...”. Lo interesante es esto: en hebreo, las palabras son BERESHIT BARÁ ELOHIM ET...”. La palabra ET se escribe con ALEF y TAV, primera y última letras del Alef-Bet. Por lo tanto, la otra lectura de este pasaje es que EN EL PRINCIPIO, CREÓ D-OS TODO.

Suponer que antes de eso ya había un Jardín, un edificio, un basurero, alguien arrepentido, una silla y una persona es ABSURDO.

Curiosamente, el único concepto que escapa de esto es el de Torá, porque hay dos niveles de la Torá: Torá Escrita y Torá Oral, que son una y la misma. Entonces, está claro que antes de la Creación ya existía la Torá Oral. Pero lo demás no conlleva una EXISTENCIA LITERAL, sino una existencia en perspectiva.

De todos modos, por más que se pueda discutir sobre ese tema, la idea del Talmud es muy clara: lo que existía antes de la Creación era EL NOMBRE del Mesías. Y esto se refiere a que D-os, desde antes de crear el mundo, SABE QUIÉN SERÁ EL REDENTOR DE ISRAEL.

Nada más.

Esto es lo que pasa cuando ponéis a pastores evangélicos a leer textos que no entienden.

Y pasan cosas peores, como citar también el tratado Nedarim 39a, donde NO DICE ABSOLUTAMENTE NADA DEL TEMA.

O la información en relación a la “Revelación de Joshua ben Levi”, toda vez que la información que nos ofrece la Enciclopedia Judaica -citada por Álvarez- ofrece muchos detalles que este pastor evangélico pasa por alto, o definitivamente no entiende. Veamos:

En primer lugar, el artículo es muy preciso al señalar que este texto publicado en 1519 en Constantinopla, y que le atribuye a un célebre Talmudista (el rabino Joshua ben Levi) una “revelación” especial, en realidad es un libro APOCALÍPTICO muy antiguo, del cual se han recuperado fragmentos en arameo.

Álvarez pasa por alto estos datos, porque -evidentemente- no entiende sus implicaciones. Regresamos al primer punto. Si se trata de un texto APOCALÍPTICO, entonces es obvio que NO ES PARTE DE LO QUE PODEMOS LLAMAR “JUDAÍSMO TRADICIONAL”. Se trata, simplemente, de un texto escrito en una tendencia radical que desapareció en el siglo I. Lo que el artículo señala es que en el siglo XVI se le atribuyó al rabino Joshua ben Levi, un personaje muy famoso en las leyendas judías, y que vivió hacia el siglo III EC. Naturalmente, si el texto es apocalíptico, entonces es OBVIO que se trata de un texto ANTERIOR.

En consecuencia, es un texto basado en creencias que NO TIENEN SUSTENTO EN LA BIBLIA HEBREA, sino en las versiones alternativas de la Biblia que fueron usadas por los Qumranitas.

Fantasía pura, en otras palabras.

Si de este texto nos vamos a valer para suponer que el Mesías pre-existe, entonces tenemos que tomarnos muy en serio la muy elevada posibilidad de que Menashé esté gobernando a pecadores arrepentidos en algún lugar del Universo.

A menos, claro, que queramos seguir el estilo de Álvarez: usar sólo lo que conviene.

Hay más: según el artículo de la Enciclopedia, Ben Levi es testigo de cómo Elías le dice al Mesías “consuélate, porque el fin está cerca”. Y remarca que Ben Levi escucha expresiones similares en boca de los patriarcas, el rey David y otros personajes.

Entonces, es obvio que NO SE ESTÁ HABLANDO DE NINGUNA PRE-EXISTENCIA DEL MESÍAS. Se está DANDO POR HECHO que el Mesías YA NACIÓ, pero que está en el Paraíso, esperando el INMINENTE fin. Típicas creencias apocalípticas.

Basarse en este texto para suponer que el Judaísmo acepta la idea de un Mesías pre-existente, en realidad nos mete a otra discusión: la literatura Apocalíptica, sus fantasías y su predicciones fallidas. Claro, supongo que Álvarez y compañía tiene que recurrir a eso, porque la realidad en el terreno es otra: objetivamente, es un hecho que el Judaísmo NO CREE en un Mesías pre-existente.


III

A continuación, Álvarez cae en un tremendo enredo al hablar de la “pre-existencia terrenal” del Mesías, mencionando varias fuentes que, en su momento, dan por hecho que el Mesías ya nació, y que está esperando el momento de manifestarse. Al final, Álvarez concluye: “Después de esta cita de una fuente ortodoxa, no cabe la menor duda de que el concepto de un Mesías que pre-existió antes de aparecer en este mundo es un concepto puramente judío...”.

Vaya error. Definir textos apocalípticos como una “fuente ortodoxa” sólo evidencia una total y desmedida ignorancia en materia de Judaísmo.

Peor aún: el comentario lo hace justo después de que usa fuentes que sí se pueden vincular con la ortodoxia, pero que SÓLO DICEN QUE EL MESÍAS NACIDO SE MANTIENE OCULTO ESPERANDO EL MOMENTO DE MANIFESTARSE. Es decir: si “pre-existe”, sólo pre-existe en el mismo sentido que yo “pre-existía estando oculto y esperando el momento de sentarme a escribir este artículo”.

Nuevamente, Álvarez se confunde por su inquebrantable convicción cristiana: evidentemente, está pensando en “manifestación del Mesías” como su nacimiento (aunque me temo que lo hace en un nivel inconsciente), y no como el momento en que un ADULTO se manifieste para traer la redención a Israel.

Si suponemos, por ejemplo, que va a ser un adulto de unos 50 años, pues sí: podemos decir que ha pre-existido durante 50 años antes de manifestarse. Eso, naturalmente, es una tontería. Pero es el nivel en que -disculpad otra vez que sea tan crudo- se desenvuelve Álvarez, llamando “fuentes ortodoxas” a la literatura Apocalíptica, o deduciendo de las fuentes que sí podrían vincularse con la ortodoxia, que el Mesías pre-existe a su nacimiento.


IV

Luego, la eterna perorata sobre Daniel 9:24-27, para intentar deducir el momento de la llegada del Mesías.

El primer error de Álvarez consiste en usar la mala traducción de Reina-Valera, alterada para que no se perciba que el texto habla de DOS MESÍAS. El hebreo original dice que desde la salida de la orden para restaurar Jerusalén “hasta UN Mesías príncipe, habrá SIETE semanas, y en SESENTA Y DOS SEMANAS se volverá a reconstruir la plaza... y luego de las sesenta y dos semanas, UN Mesías será cortado...”.

No hay vuelta de hoja con la gramática hebrea: cuando se usa un sustantivo SIN EL ARTÍCULO “HA”, entonces se traduce como un sustantivo indeterminado, y no como algo definido. En este caso, el hebreo MASHIAJ no aparece como HA MASHIAJ, sino como MASHIAJ. Luego entonces, se traduce como UN MESÍAS, no como EL MESÍAS.

Y está el otro dato: la sintaxis en el hebreo es CLARÍSIMA: habla de la manifestación de UN MESÍAS siete semanas (49 años) después de la orden para restaurar Jerusalén. Si tomamos como margen de fechas para el inicio de la cuenta los años 458–445 AEC (los años en los que Artajerjes emitió sus decretos a favor de Judea y Jerusalén), entonces EL PRIMER MESÍAS mencionado por Daniel debió haberse manifestado hacia finales del siglo V AEC o inicios del siglo IV AEC.

Discutan todo lo que quieran sobre la identidad de ese PRIMER MESÍAS (de hecho, es un tema que los especialistas debaten mucho, porque no se tiene la suficiente evidencia arqueológica para resolver la incógnita). Pero el hecho trascendental es que, más allá de nuestra falta de información, ESO ES LO QUE DICE EL TEXTO (para el Judaísmo no hay ningún problema, porque la palabra MESÍAS se aplica a TODOS AQUELLOS que han sido uncidos para ejerecer como reyes o como Sumos Sacerdotes; claro, ese es el concepto CIEN POR CIENTO JUDAICO que Álvarez y su gente desconocen, o se rehúsan a tomar en cuenta).

Por eso, Álvarez comete otro error formidable: citar al Rabino Yehudah (referido en la Mishná) diciendo que “esos tiempos (entiéndase: los anunciados por Daniel) pasaron hace mucho tiempo ya”, y queriendo dar a entender con ello que un célebre Rabino aceptó que los días para que apareciera el Mesías ya pasaron (es decir, que el Mesías ya apareció).

En primer lugar, la opinión de Álvarez se construye bajo la lectura ERRÓNEA de Daniel 9, derivada de la PÉSIMA TRADUCCIÓN. En segundo, está claro que desconoce el verdadero sentido de las palabras del Rabino Yehudáh: en la Mishná, lo que el rabino enfatiza es que LAS PROFECÍAS DE DANIEL NO SE CUMPLIERON. Fallaron.

Por eso, el Judaísmo jamás ha reconocido a Daniel como PROFETA. Se le reconoce como VISIONARIO, pero no como profeta.

Y no se cansa: sigue malinterpretando a Maimónides, que dice: “Daniel ha elucidado para nosotros el conocimiento del fin de los tiempos. Sin embargo, siendo que son secretos, los sabios han prohibido el cálculo de los días de la venida del Mesías, de modo que el populacho no educado no sea extraviado al ver que los tiempos del fin han venido ya pero no hay señal del Mesías”.

Otra vez, todo al revés: Álvarez se conduce como si Maimónides dijera que los tiempos del Mesías ya llegaron, pero no hay señal de él.

Error. Maimónides dice, claramente, que existe una idea con la que el “populacho no educado” suele confundirse y extaviarse: creer que los tiempos del fin han venido, pero no hay señal del Mesías.

Lo que quiere decir que LOS TIEMPOS DEL FIN JAMÁS HAN VENIDO. Y por eso, aquí seguimos.

Ni modo. Eso es José Álvarez, alias Yosef Aharoní: populacho no educado y extraviado.


Irving Gatell:.

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